Deborah es una leonina nacida en EEUU. Es la ganadora del reality que podés encontrar en Netflix «Blown away». Ella es toda una artista del vidrio soplado con 30 años de experiencia en esta técnica. Sinceramente no conocía este método de creación y aún lo creo surrealista, lo que me provoca más admiración aún. Deborah en sus creaciones me llevó a un nivel de reflexión y de conexión con lo que yo considero «la función del arte» que hoy decido inmortalizarla en mi web.
En cada episodio su mente creativa te propone mirar más allá de la belleza. Son varias las piezas que me dejaron inmersa en su mensaje claramente feminista, su lucha por darse el lugar que una mujer artista merece me traspasó la piel. Ella desea ganar no solo por los beneficios que obtiene como artista, desea ganar como mujer artista en un ambiente que desde que comenzó su carrera fue también territorio de hombres. Incluso en un episodio se menciona que las herramientas para crear a partir de esta técnica son de tamaños masculinos y muchas mujeres deben encargar herramientas de su tamaño. Los roles de género históricamente nos enseñaron que los trabajos de taller con herramientas, fuego y habilidades técnicas no eran el espacio adecuado para una dama. Deborah desafía todos los límites con su arte fuertemente político y celebro su triunfo.
EXOÚTERO
Una de las consignas del show fue realizar una pieza pensando en el futuro. La obra de Deborah no se basa solo en manejar bien la técnica del soplado de vidrio y hacer que se vea bello. La obra que propone es un útero externo para hombres. Propone que se comparta la gestación desafiando los roles de género en un tema que recientemente comienza a deconstruirse; la maternidad, el deseo de gestar, el aborto y la paternidad responsable. Con una pieza muy bien ejecutada según el jurado, trasciende el concepto, arrasa el feminismo y su impronta comienza a hacerse visible desde este lugar. La idea del exo útero me quedó volando en el cerebro, me traspaso la consciencia, me invitó a cuestionar y a repensar, me sacó de mis posibilidades tangibles y al ver creado el objeto me invita a hacer posible la disolución de algo que ha sido incuestionable por tantos años. Las mujeres hemos sido educadas como potenciales madres, darle hijxs al sistema ha sido básicamente un deber, digo, no se trata de una idea loca, «imaginate que los hombres se queden embarazados», realmente propone que un hombre tenga la capacidad de gestar mediante un objeto futurista. Realmente propone dejar de asociar a la mujer con el embarazo y la gestación. Una demostración tremenda de la muerte de los roles de género. Quien dice tal vez se haga realidad…
PAPAS BROTADAS
En este desafío lxs participantes tenían como musa inspiradora la flora. Para mí este trabajo fue sin dudas el mejor aunque no ganó. Ella pone en jacke los arquetipos de la belleza. Una vez más, trasciende el concepto, al margen de que el objeto en mi criterio es muy bello. La obra consta de varias papas con brotes. Mientras sus colegas realizaron obras concretas y referenciales al diente de león, el pasto, las flores, ella eligió la representación de una papa. ¿Por qué? La papa representa la otredad. Como mujeres siempre hemos representado la otredad. Todo lo que queda fuera, exiliado. Cuántas veces tuvimos que limitarnos por nuestra condición de féminas. En la Historia del Arte anónimo siempre fue sinónimo de mujer, siempre fuimos lo otro. La papa no es un objeto que traes a tu mente si te piden que representes la floración ¿no? ¿Cuántas veces fuimos una papa brotada que alguien no eligió por tener útero? A esto le sumo el cuestionamiento hermosamente inteligente de la belleza. Esa otredad que nadie elige esconde una belleza que no está estereotipada. ¿Cuántas veces ese belleza se quedó fuera del sistema por ser diferente? Tan radical que su propio concepto la dejó fuera de ser la mejor. Un objeto realmente bello se quedó con el triunfo. Y allí es cuando reafirmo que para mí la belleza y la técnica solas no me mueven las vísceras, puedo contemplarlas y reconocerlas. El concepto y la posibilidad de trascender mi mundo interior, invitándome a cuestionarme y repensarme es lo que yo elijo como Arte.
EL HUEVO
Para la exposición del final, con tema libre, su concepto feminista terminó de desplegarse. La obra constaba de huevos fritos, sartenes y salchichas. Por un lado, el desafío a la creencia de que las mujeres deben estar en la cocina. Habita el espacio con tiras de salchichas que atraviesan una sartén. Y aquí ella hace hincapié en la crítica, una vez más, a los géneros. Esa sartén perforada y atravesada por una salchicha es una propuesta híbrida. No solo tiene forma contenedora y receptora como lo es la energía femenina, también sale al mundo con una forma muy determinada como la de la salchicha, logra en esa intersección la convergencia de la energía masculina y la femenina. Cuestiona cuál es cuál y propone esa disolución latente de roles e identificaciones. La obra principal es un huevo frito. El huevo es la representación de la fertilidad femenina. Ella y su fértil creatividad vanguardista se ubican en el centro de la instalación para darle el lugar en el arte que merecemos las mujeres. Ella somos todas.
La obra de Deborah me motivó a seguir por este camino de validación y lucha por la equidad. Con sus objetos, a veces bizarros para las mentes cotidianas, logra darle voz a un feminismo que invita a los detractores a repensar que mundo desean dejarles a las futuras generaciones, un feminismo que invita a hacer visible y tangible la impronta de la mujer y su fuerza de creación.